UNA SOLA CARNE
Gen: 2:24-25
Este será el ultimo tema del capitulo 2 de Bereshit/Genesis. Entonces DIOS muestra la unión de los dos hombre y mujer para ser una sola carne, y mostrándonos como desde el principio el Eterno unio al hombre con su esposa, establecido así que el hombre y la mujer se amen.
Gen 2:24 Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su esposa, y llegan a ser una sola carne. (VIN)
Al leer el verso 23 y seguidamente el verso 24 pareciere que Adam dijere este verso 24, entonces surge la pregunta:
¿Cómo adam tiene un concepto de padre y madre si ellos no fueron concebidos así?
En (Génesis 2:24), no está hablando Adam, sino Dios, que todo lo sabe, y todos los tiempos vive simultáneamente, no tuvo dificultades para decir que en el futuro tal debería ser la conducta correcta para los cónyuges: unirse como una sola carne.
24 “POR ELLO, EL HOMBRE DEJA A SU PADRE Y A SU MADRE Y SE ADHIERE A SU MUJER Y SE TORNAN EN UNA SOLA CARNE.” La Torah enuncia en este versículo una tendencia monogámica. Si bien este enunciado atravesará etapas dificultosas hasta llegar a su concreción definitiva ya que el hombre no siempre logra la estabilidad que la Torah quiere para él desde el mismo momento de su Creación. Resulta interesante recordar cómo la misma Torah habla acerca del primer hombre que abandona esta tendencia monogámica. (Vëase Genesis 4:19 en cuanto a Lémej) “Y se tornarán en una sola carne”: “La criatura es creada por ambos (padre y madre) y así Ia carne de ellos se convierte en una sola” (Rashí). Aquí vemos claramente cómo de acuerdo a nuestra Torah y sus exégetas, los hijos deben ser el fruto del amor y la concreción del mismo a la vez. El Judaísmo no concibe la negación del matrimonio y de la felicidad que proporciona el nacimiento de nuestros hijos. Negar este hecho equivale a negar la misma Creación. “Y el hilo triplicado no se rompe con premura” (Eclesiastés 4:12) Parece ser el eco de este versículo de Génesis que insinúa que la estabilidad de la pareja debe una parte de la misma al hecho de “construir” una familia.
2:24 “Por tanto el hombre dejará a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y serán una sola carne.” Aquí está la base para el matrimonio entre hombre y mujer. El matrimonio es un pacto entre varón y mujer que tiene implicaciones sociales. Por lo tanto la relación entre un hombre y una mujer no es un asunto privado. En todas las culturas hay algún tipo de anuncio público a la hora de iniciar un pacto matrimonial. El hombre no tiene el derecho de cohabitar con una mujer sin tener un pacto matrimonial con ella como base. Este texto nos enseña que primero hay un paso de abandono de la vida social en relación con la familia de los padres. Luego hay una unión oficial cuando una mujer se convierte en “su” mujer, y después podrán unirse físicamente para ser una sola carne. Este es el orden establecido desde la creación para la formación de la unión entre hombre y mujer.
La raíz de la palabra hebrea que ha sido traducida como “unirá” es “davak”, y significa “pegarse”, “asociarse”, “adherirse”.
En Mateo 19:4-6 nos enseña nuestro maestro Yeshua:
“Y respondiendo dijo: ¿No habéis leído que aquel que los creó, desde el principio LOS HIZO VARÓN Y HEMBRA, y añadió: "POR ESTA RAZÓN EL HOMBRE DEJARÁ A su PADRE Y A su MADRE Y SE UNIRÁ A SU MUJER, Y LOS DOS SERÁN UNA SOLA CARNE"? Por consiguiente, ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Elohim ha unido, ningún hombre lo separe.”
La unión entre varón y mujer en el pacto matrimonial es un asunto que se registra en el cielo. La intención de establecer una relación íntima entre varón y mujer tiene que ser registrada ante las autoridades. Las autoridades son representantes de Elohim. Los que se casan ante las autoridades lo hacen ante Elohim y en ese momento Él es el que los une. El matrimonio es un pacto hecho delante del Eterno, como está escrito en Malaquías 2:14:
Mal 2:14 Pero ustedes preguntan: “¿Por qué razón?” Porque YHWH es testigo entre ustedes y la esposa de su juventud con la cual han sido desleales, aunque ella es su compañera y esposa por convenio. (VIN)
En Eclesiastés 4:12 está escrito:
Ecc 4:12 Y si alguien ataca a uno, si son dos, prevalecerán contra él. Y un cordel triple no se rompe tan pronto.(VIN)
Gen 2:25 Los dos estaban desnudos, el hombre y su esposa, pero no sentían vergüenza.
2:25 “Y estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, y no se avergonzaban.” El hombre fue creado a la imagen de Elohim. Como Elohim es luz y se cubre de luz, el hombre brillaba antes de caer en pecado. El Midrash enseña además que el hombre fue creado rodeado con nubes de gloria y tenía una especie de escamas que luego cayeron cuando pecó. Así que no debemos entender la expresión “desnudos” como una desnudez vergonzosa como la que experimenta el hombre hoy en día cuando no esta vestido.
La vergüenza por causa de la desnudez que experimentó el hombre al caer en pecado es debido a la pérdida de la ropa original que tenía. Ahora no podrá recuperar la gloria de su ropa original. Ni siquiera el rey Shelomó podía llegar al nivel de hermosura de un lirio del campo, cf. Mateo 6:29. Esto muestra que el hombre, que fue creado muy superior a las flores, es un ser caído, que ha perdido esa gloria original que tenía antes de su caída en pecado, como está escrito en Romanos 3:23:
Rom 3:23 porque todos pecaron y están privados de la gloria de Elohim. (VIN)
Por otro lado, la vergüenza por exponer sus cuerpos no existía en los hombres desde el principio, porque no había en ellos malos instintos. Todavía no había entrado en el hombre el pecado. Según Rashí, el yetser hará, la inclinación al mal, no entró en el hombre hasta que comió del fruto del árbol prohibido.
25- “ESTABAN AMBOS DESNUDOS —EL HOMBRE Y SU MUJER— MÁS NO EXPERIMENTABAN VERGÜENZA”. Este versículo es un preludio al profundo cambio que se operará en este aspecto de la vida humana. Este estado aparece como previo al hecho de que Adam y su mujer comieran del fruto del Árbol del conocimiento del bien y del mal. Un comentario dice: “Pues todas sus actividades y todos los miembros de su cuerpo estaban dedicados a cumplir con la voluntad de su Creador y no para la consecución de placeres efímeros. De modo que aún la unión sexual era para el/os comparable al hecho de comer o beber, asimismo esos órganos eran para ellos tanto como es para nosotros la boca, la cara, etc...”
Gracias a DIOS después de 10 estudios terminamos el capitulo 2 de Genesis. Antes de seguir con el capitulo 3 de Bereshit sobre la caída en pecado, tenemos que ver una seria de estudios sobre el origen del mal, para poder comprender esta caída, estarán muy interesantes. El Eterno les Bendiga.
¡Baruj Hashem!
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